
Los alumnos de 2º de Bachillerato regresan de Egipto tras una semana de inmersión cultural
Después de más de una semana recorriendo el corazón del valle del Nilo, los estudiantes de 2º de Bachillerato del Colegio Agustinos Valencia han regresado a casa con el equipaje lleno de historias antiguas, nuevos lazos y la sensación de haber tocado un pedazo de eternidad. El viaje, que combinó arqueología, convivencia y descubrimiento personal, ha sido descrito por alumnos y profesores como una experiencia inolvidable.
El Padre Vicente, director del centro y acompañante en la expedición, resumió así la vivencia común:
“El viaje a Egipto de los alumnos de 2º de bachillerato ha estado emocionante. Hemos disfrutado de buen tiempo, diferenciado culturas de 20 siglos antes de Cristo, descubierto que lo egipcio es tremendamente humano con orientación al futuro de la vida como lo muestra su logo más presente, visitamos muchos templos descomunales, el lugar donde estuvieron José, María y el Niño Jesús”.
Un recorrido por la civilización que escribió en piedra
El itinerario llevó al grupo a través de algunos de los lugares más emblemáticos del país de los faraones. Desde su llegada a Aswan, donde comenzaron la travesía en barco por el Nilo, hasta su última parada en El Cairo, cada día abrió una nueva puerta a la historia.
Entre los momentos más destacados se encuentran:
• Abu Simbel y Philae, joyas arquitectónicas rescatadas de las aguas del lago Nasser.
• El poblado Nubio, con su colorido vivo y su hospitalidad ancestral.
• Los templos de Edfú, Kom Ombo y Luxor, recorridos entre columnas que parecen sostener el cielo.
• El Valle de los Reyes, donde la piedra respira secretos milenarios.
• El imponente Karnak, verdadero bosque de obeliscos y columnas.
• El nuevo Gran Museo Egipcio y el tesoro de Tutankamón, ventana luminosa al esplendor faraónico.
• Las Pirámides y la Esfinge de Guiza, que recibieron al grupo con su eterna quietud.
• Saqqara, Memphis, el Barrio Copto y la Ciudadela de Saladino, cada uno aportando un matiz distinto a la paleta cultural del viaje.
La llave de la vida: un símbolo que acompañó al grupo
Entre los innumerables signos grabados en los templos, los estudiantes se toparon una y otra vez con la llamada llave de la vida, o ankh. Este símbolo representa la vida eterna, la unión entre lo terrenal y lo divino y la fuerza vital que sostiene el mundo. Los antiguos faraones lo recibían de los dioses como quien recibe un soplo de existencia renovada. Encontrarlo repetido en dinteles, relieves y estatuas se convirtió para el grupo en una especie de hilo conductor, como si la cultura egipcia les recordara que cada descubrimiento abre una puerta nueva.
Más que un viaje: un aprendizaje para la vida
Los alumnos regresan a Valencia con la certeza de haber sido testigos de una civilización que, aunque tallada hace miles de años, sigue lanzando preguntas al presente. Entre las anécdotas del viaje, los desafíos del regateo, el asombro ante las mastabas y las pirámides, o los aromas del bazar Khan el-Khalili, queda grabada una lección que se ha repetido en cada etapa: abrirse al mundo abre también el corazón.











