SARA ROMO RAMOS Estudiante de Odontología en la U.V. nos cuenta como le va la carrera.
¿Cómo te va?
Personalmente estoy muy contenta. Obviamente conlleva mucho trabajo, pero he sabido seguir el ritmo universitario gracias a que ya trabajaba mucho en Agustinos para sacar las mejores notas que pudiera.
Además, una cosa que recalco mucho cada vez que hablo con amigos, sobretodo tras el primer cuatrimestre, es que llevo una muy buena base. Sobretodo en asignaturas de ciencias. Toda mi carrera se basa en ellas y muchas de las cosas que hemos ido dando en clase estos meses ya me las sabía del bachillerato de Ciencias; incluso cosas que no entraban en selectividad y sí que estoy viendo en primero de carrera. Estoy agradecida porque quizá durante bachillerato podía pensar que en Agustinos teníamos un nivel de exigencia alto, pero sin duda es lo que me ha ayudado en primero de carrera a no sentirme tan perdida.
Me va muy bien académicamente hablando, estoy sacando buenas notas y siento que no me ha costado acostumbrarme al cambio tanto como pensaba.
¿Ves muchas diferencias entre la universidad y el colegio?
Son dos mundos completamente diferentes, no tienen nada que ver. Yo creo que una vez dejas el colegio atrás, nada vuelve a ser como eso. Es evidente que como con todo, hay cosas positivas y negativas, pero desde luego para nada son parecidos.
En la universidad tienes mucha más libertad e independencia ya que esperan que te hagas cargo de tu proceso de aprendizaje sin que nadie te tenga que recordar nada; pero eso para gran cantidad de gente no es nada positivo ya que debes tener mucha responsabilidad para llevarlo todo como realmente toca. A mí personalmente es algo que sí que me gusta porque me gusta organizarme a mí manera y hacer las cosas a mi ritmo.
También es cierto que esa independencia conlleva que no haya acercamiento con el profesorado, algo que echo en falta de Agustinos ya que acabamos cogiendo gran confianza con los profesores y sabías que, si necesitabas cualquier cosa, aunque no fuera académica iban a estar ahí y se alegraban de todos nuestros logros.
Además, en la Universidad hay mucha más gente que en el colegio, las clases son mucho más grandes y aunque no es algo incómodo, al menos para mí, no existe ese espíritu de compañerismo como había en el colegio. En el curso íbamos todos a una y ahora en la Universidad eso no está, pero ni parecido. Cada uno va por su lado y aunque compartes aula todos los días con las mismas personas exactamente igual que en el colegio, nunca llega a ser lo mismo. Es una confianza que solo podíamos tener entre nosotros.
¿Qué crees que te ha aportado estudiar Bachillerato en nuestro colegio?
Pienso sinceramente que Agustinos me ha aportado mucho. Empezando por lo que ya he mencionado anteriormente que es el tema académico. No me cansaré de repetir que Agustinos está lleno de profesores que como yo siempre decía “saben mucho”. Me parecía algo increíble y gracias a eso, tuve una muy buena preparación durante Bachillerato y para selectividad. Y lo que más me ha sorprendido, que me sigo acordando de ellos cuando en primero de carrera estudio cosas que me explicaron incluso porque lo supiéramos más allá de lo evaluable.
Una de las cosas más importantes sin duda es la gente. Los que fueron compañeros y ahora son amigos, a los que sigo viendo cada semana porque no queremos perder las tradiciones y porque, aunque ahora cada uno estudie un grado en una facultad o campus, nunca está de más juntarse donde siempre con los de siempre. También profesores a los que nos encanta ir a saludar cuando tenemos un rato y ver que realmente se alegran de vernos volver. Sin duda una de las mejores cosas a recalcar en Agustinos es su ambiente, la gente buena y el compañerismo.
Además de eso, sé que Agustinos me ha formado mucho más que académicamente. Ha hecho que sea quien soy a día de hoy y que afronte las cosas como ahora sé hacerlo.
Me ha dado grandes valores y madurez, además de responsabilidad.
Uno de los aspectos más importantes que creo que me ha aportado es confianza en mí misma. Siempre me han hecho sentir que podía llegar a donde quisiera y sé que si actualmente tengo más confianza en mí misma o me atrevo con cosas que daban vértigo es porque no pararon de repetirme que iba a poder y que confiase porque sabían que llegaría a donde quisiera. Es algo que agradezco mucho todavía ya que todavía me llena pensarlo tanto como cuando me lo decían.
¿Piensas que la formación en Agustinos se limita exclusivamente en lo académico?
Sin ninguna duda puedo decir que Agustinos es mucho más que lo académico y que cuando sales te llevas tantas cosas que en lo último en lo que piensas es en cuánta materia has aprendido.
El colegio y cada uno de los profesores y padres agustinos que nos han acompañado se hayan encargado de formarnos como personas, de hacernos quien somos hoy y todo lo que ello conlleva, que no es nada fácil. Nos han ayudado a que ahora podamos desarrollarnos como personas adultas y ser independientes, además de a comunicarnos como debemos y a trabajar en equipo.
Ya que si algo hemos aprendido es compañerismo y amistad. A apoyarnos unos a otros y a ser un auténtico equipo. También a superar las adversidades y a no hacernos pequeños ante los problemas, sino a aprender a llevarlos y superarlos.
Algo que recalcaría de estos años es aprender a relativizar. Los profesores no han parado de repetirnos que una nota no puede con nosotros y que las cosas que a nosotros nos parecen un mundo en realidad no son así. Y tienen razón, nos han enseñado a ver las cosas con perspectiva y a saber reenfocar nuestros problemas para poder seguir adelante cuando pensábamos que ya no podíamos más.
Por esto y muchas cosas más, podría recalcar millones de cosas fuera de lo académico.
¿Qué valores destacarías?
Uno de los más importantes para mí es la empatía, que va de la mano con el compañerismo y la amistad.
Año tras año hemos vivido experiencias de todos los tipos, algunas buenas y otras no tanto ya que es lo que conlleva crecer y cada uno ha tenido sus problemas. Pero si algo he visto es que nunca nadie estaba solo y que si sabíamos que a alguien le pasaba algo o tenía cualquier dificultad nos volcábamos todos con él o ella.
Nos han enseñado a preocuparnos por los demás y a no juzgar ya que nunca sabes por qué está pasando alguien y que quizá que tú seas amable puede alegrarle el día a más de una persona.
Sobretodo en la etapa final ya hacia selectividad estábamos todos nerviosos, y había gente pasándolo realmente mal; pero allí estábamos, todos juntos, siempre sacándonos risas unos a otros y apoyándonos, porque sabíamos que ante todo no estábamos solos.
Desde muy pequeños en Agustinos nos enseñan lo importante que es ayudar a todo el mundo; sobretodo a los que más lo necesitan y es increíble ver como vas creciendo y esa voluntad de ayudar y de querer a los demás nunca desaparece.
Como estos y muchos otros son los valores que poco a poco nos han ido formando como personas y que nos han ayudado a ser lo que somos ahora, con nuestros puntos fuertes y nuestros puntos débiles, pero con un gran corazón.